La Mecedora
En el vaivén entre el amor y el deseo
-vástagos de la Libertad-,
baila mi mecedora
destejiendo miedos y secretos
que en la memoria están.
Van y vienen mis amores Eternos
-los que son y los que marcharon en paz-
a la grupa de dos lunas crecientes
entonan, en tempo bascular,
sones de amor y verdad.
Imagino a mi madre
mecerse en este dulce compás,
al sol de la tarde de estío
contemplando las nubes pasar.
Observo, escucho y siento
el sosiego de un alma serena,
la elegancia de un cuerpo sin más,
de quien a su forma me supo amar.
Envuelta en el hechicero embrujo
de su rítmico danzar
cae la noche, susurra la brisa,
es hora de recogerse y entrar.
¡Qué linda mi mecedora!
Auguras anciana amistad.