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Once in a blue moon, expresión inglesa de nuestro "de higos a brevas", es un espacio para la EXPRESIÓN de algo que no sucede a menudo...

En una canción de Elvis Presley, la Luna Azul es un símbolo de soledad; cuando el amor conquista todo, la Luna Azul se torna dorada.

La Luna es Azul para quien defiende una causa perdida.

En el idioma inglés, Luna Azul -o Luna Triste- refleja la idea de tristeza, añoranza y melancolía.

La Luna es Azul, cuando la luna llena se produce dos veces en un mismo mes, en el instante exacto en el que la alineación Sol-Tierra-Luna es máxima.

miércoles, 25 de marzo de 2009

DE SOL, ESPIGA Y DESEO




La arena estaba caliente después de capturar todo el día los rayos del sol. Jugó con ella entre sus dedos antes de colocarse sus cascos y tender todo su cuerpo en un ansia de fundirse con el elemento.

Iba a menudo a ese lugar de la playa, cuando su ajetreada vida le dejaba un espacio libre. Era su rincón de desconexión y paz, allí se sentía parte de la inmensidad. Brisa, sol, mar y arena…los cuatro elementos y él; espacio y tiempo reducidos… y él.

Estaba absorto en un ejercicio de percepción sensorial cuando fue inesperadamente sorprendido por el vuelo raso de una cometa. Lo siento, señor –se disculpó un azorado chavalín, que salió corriendo hacia la orilla tras recoger aparatosamente sus trastos.

El chico de ojos pardos le siguió con la mirada. Una sonrisa afectuosa se insinuó en su cara. Algo llamó su atención. A lo lejos distinguió una chica que avanzaba por la orilla. ¿Qué esta haciendo? –se preguntó. Observó, durante un instante, a tenerla mas próxima. Su pelo suelto brillaba como las espigas al sol, una camisola blanca casi transparente era su único vestido, sus pies descalzos se hundían en la arena. Parecía buscar algo despreocupadamente y cuando lo tenía en sus manos lo arrojaba al mar con un movimiento ballístico. A veces se entretenía observándolo o apreciando su textura y de nuevo lo lanzaba lejos al agua.

¿Y ahora que hace? …. Se estaba soltando un colgante que, por los reflejos que destellaban en él los rayos de sol, parecía un cristal o algo similar. Ceremoniosamente, como siguiendo un ritual iniciático, se adentró poco a poco en el mar. No quería mojar el bajo de su camisola y andaba con precaución dibujando una estela tras de si. El sol declinaba sus últimos rayos y preparaban el escenario a una previsible e imponente luna llena. Alzó el cristal hacia el horizonte y sujetándolo por el cordel enrollado entre sus dedos, se inclinó grácil hacia el agua. Ensimismada en su rito se sorprendió cuando una gran ola la empapó por completo,…. estalló en carcajadas. Su vestido estaba totalmente pegado a su piel...las gotas de agua salían despedidas de su pelo formando un gran círculo que reproducía el torbellino de su giro. Perdió el equilibrio y cayó en la orilla. Su mano derecha se aferró al cordón de su cristal mágico, la izquierda la llevó a su corazón como intentando apaciguar su ritmo. Cerró los ojos, el sol la cegaba.

-¿Puedo ayudarte? –oye a una sombra.

Se incorpora, poniendo una mano a modo de visera sobre su frente tratando de enfocar su visión a contraluz.

-Si claro, siempre viene bien una ayuda –contesta ella.

El chico de ojos pardos se sienta a su lado sin importarle en absoluto mojarse sus jeans nuevos y prosigue:

-¡Vaya caída más tonta!.

-Si, me suele pasar, siempre acabo igual, intento no mojarme para “limpiar” mi cuarzo...pero el mar es empeña en limpiarme entera –explica ella sonriendo.

-No te preocupes, te presto mi camiseta y ya me la devolverás.

-¿Lo harías?...te quedarás helado.

-Por supuesto, que menos por una chica tan preciosa.

Ella coge los extremos de su vestido, cruzando los brazos que lentamente van ascendiendo por los contornos de su cuerpo. La mirada del chico de ojos pardos se fija en el borde de la camisa. Había visto miles de cuerpos desnudos pero ese se le antojaba diferente, no podía apartar la vista de esa piel. La camisa, mojada, complicaba su paso mas allá de los hombros. La ayudó a sacarla por encima de su cabeza, apenas rozándola, en un esfuerzo por no parecer atrevido.

Frente a frente, sus miradas se encuentran y saltan chispas....Las gotas caen desde su flequillo a su rostro y dibujan pequeños arcoíris en sus mejillas; todo a su alrededor se difumina...incluso los chillidos de los niños jugando con las cometas se han amortiguado...parecen lejanos.

Una gota se desliza hacia los labios de la chica de la camisa blancacasitransparente y su lengua la captura con avidez. Una atracción irreprimible se apodera de él. Acerca sus labios para ser bebido como esa gota.
La marea esta subiendo. Una ola les hace salir del embebecimiento. Ríen al unísono, calados.

-Está el mar juguetón hoy-dice ella ajustando su colgante al cuello.

El cristal se balancea entre las lunas de su pecho.

Se hace un gran silencio solo salpicado por una melodía de Antonio Vega

“Donde nos llevó la imaginación
donde con los ojos cerrados
se divisan infinitos campos….
De sol, espiga y deseo
son sus manos en mi pelo”

-¿La conoces? - pregunta ella.

El chico de ojos pardos no contesta, parece hipnotizado por el cristal entre las lunas de su pecho. Ella repite:

-¿Conoces esa canción?

-¿Cómo?.... ¿Que canción?

-Estabas lejos
-añade ella riendo.

-¿Donde te fuiste?

-Me perdí hace un rato entre las gotas de tus labios.

Ante su respuesta se muerde suavemente su labio inferior. Siempre lo hace cuando se siente sensualmente viva y a continuación, vuelve a humedecer sus labios con la punta de su lengua y continúa

-Te decía que si conoces la canción de Antonio Vega...el sitio de mi recreo, creo que es el titulo.

-Si me suena...

-Es preciosa, verdad. Un temazo de esos que pasarán a la historia.

-Sinceramente no me acuerdo ahora la melodía. ¿Me la tarareas?

Ella comienza a cantarla con voz suave:

“De sol, espiga y deseo
son sus manos en mi pelo
De nieve, huracán y abismos
el sitio de mi recreo”


-Ahora pasará a formar parte de "mi historia" -interrumpe ella. Sonaba cuando estábamos los dos hechizados; me hará recordar siempre este momento y esos ojos pardos que han entrado sin llamar. ¿Como te llamas "chico de ojos pardos"?

No le deja responder. Sus manos cogen el rostro del chico de ojos pardos. La luna ilumina sus cuerpos desnudos que se dan calor. Él distancia ligeramente el rostro, quiere ver su cara con claridad bajo esa luz lunada. Le dice casi en un susurro

-Eres preciosa.
Se envuelven en un abrazo y se confunden con la arena...el mar... la brisa y la luna.






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